Portada inglesa para recopilar, en plan lujoso, estas andanzas esterales |
HOWARD CHAYKIN, JOHN FRANCIS MOORE, MIKE MIGNOLA y P. CRAIG RUSELL conforman alianza para
proporcionarnos una lúdica epopeya espacial con llamativos elementos steampunk y pinceladas de LA
ISLA DEL DR. MOREAU.
¿Te parece poco? ¡Atento a los elitistas vampiros! Todo junto anima a entablar,
en distintos momentos, vibrantes duelos a espada al amparo del complot que
pretende destruir un despótico imperio refocilado en la época de MARÍA
ANTONIETA, amén.
Bajo el formato “novela gráfica”, Ironwolf
reproduce una aventura llena de épicas resonancias destinadas a admirar, en su
total esplendor, las muchas y encomiables virtudes contenidas en sus planchas. Su
poderío motiva sucesivas lecturas, las cuales siguen revelando detalles obviados
la anterior vez.
El lector descubrirá que, pese al ardor
de las ‘motivaciones políticas’ que esboza BRIAN IRONWOLF (el protagonista,
cosmomarxista con tics de ROBIN HOOD, revolucionario de salón —a su pesar— y
amante de los deportes de riesgo extremo), éstas no son sino la excusa para
chinchar a su hermano, TYRONE, feudalista entregado, en cuerpo-y-alma, al
Imperio Galactika y a su cabeza “ordenante”: la supina emperatriz ERIKA de los
muchos más títulos y nombres.
El enfrentamiento fratricida entre personajes claves del relato tienen esta pintoresca secuela de secuoya |
Bryan y Tyrone disputan por la heredad y
sus riquezas; de poseerlas Tyrone, reforzarán al despiadado Imperio, abortando
la casi totalidad de posibilidades de triunfo de los revolucionarios. Las más
elevadas y proletarias ideas de Bryan terminan forzándolo a sacrificar su
legado, al considerarlo el mal menor del drama.
La ambientación dieciochesca que Chaykin,
padre del concepto, impone a este Universo de barrocas/vistosas naves estelares
de madera, ataviando a sus ocupantes con ropajes de “aquélentonces”, pareciera forma de sugerirnos que la Historia tiene
aprecio por lo cíclico, y esto debería inspirarnos a pensar. No en vano,
además, introduce al (irritante) reportero ciego HOMER GLINT, trasunto de MARK
TWAIN, quien, en su momento, acuñó lo de que “la Historia no se repite, pero rima”. ¿Cómo rima en Ironwolf? Los arcaicos sables compiten
con calibres láser que zumban según abaten, bajo su resplandor, al populacho
revolucionario.
Todo esto está, de modo frío y hasta
mezquino, observado por las eminencias de Omicron, tecnocracia cósmica que alzó
altos muros buscando así tener buenas relaciones con los planetas aledaños. Mas,
desde sus elevadas atalayas, los miran con desprecio, y aun fastidio, cuando
éstos irrumpen, de vez en cuando, en sus pagos y asuntos, mezclándoles en la
prosaica (según ellos) política de sus turbulentos vecinos.
Este abigarrado Universo no se priva ni de tener elitistas nósferos entre ellos |
Omicron parece parodiar el extendido ‘mito’
de la ciencia ficción (hard) del
mundo tecnocrático, pródigo en glorias y éticas, protocolos y restricciones,
que FRIZT LEIBER caricaturizara en UN
FANTASMA RECORRE TEXAS o, más recientemente retrataran, implacable, en ELYSIUM. Suponen que, al estar compuesto
por eminencias científicas, sus valores superan toda escala. Dignos de
inspiración y emulación, sus mantras pacifistas, empero, no les impiden mutar
felinos para convertirlos en su poderoso ejército, que visita las sucias
callejas de los mundos revolucionarios/feudalistas recuperando artefactos
omicroneses sumamente valiosos, y potentes, de esos planetas.
Ironwolf puede contemplarse, ¿por qué no?, como
una versión mucho más animada del DUNE
escrito por FRANK HERBERT. No deben, en todo caso, compararse buscando “la
mejor”, porque ambas historias ofrecen vertientes de una “realidad” que motivan
al disfrute, no a ensañarse con sus variaciones. Acaso, el mesianismo que nimba
la figura de PAUL ATREIDES puede causar repelencia, en diverso grado.
Pretenderá socializar la galaxia, pero termina medio canonizado en el proceso |
Bryan
Ironwolf, en cambio, es uno de esos calenturientos revolucionarios, cuya exaltación les
ridiculiza, decididos a salvar a la masa obrera desde el desprecio a su alta
cuna. Pero no ayuda por convicción: aquí, vimos, por fastidiar al pijo Tyrone.
En casos actuales, por aburrimiento. Ser líder del populux es forma de
distinguirse cuando comprueban su escasez de talento o habilidad.
Todo esto contiene las páginas dibujadas
por Mignola. Hay también mensaje social en lo que aparenta ser simple aventura
espacial/steampunk confeccionada para
nuestro ocio. Las grandes obras son así: tienen de todo, confiando contentar a
todos.