Libro destinado a la gloria. Pregúntenlo a su autor: del anonimato, al éxito |
Muy pocos lectores, creo, ignorarán a
quién me refiero. Al meritorio autor de la saga CABALLO DE TROYA, ¿no? Lectura muy a huevo por estas fechas. La tal
serie, refresquemos, u orientemos, vuestra memoria, describe un ambicioso
experimento espaciotemporal de la NASA destinado a desnudar el misterio en
torno a JESUCRISTO.
¿Hombre, Dios, semidiós, alien
benefactor…? Benítez ha dedicado millones de palabras fantasiosas a revelarnos
la VERDAD. No quiero entrar, o demasiado, en la controversia que nimba a tales
textos o qué explicaciones contienen, su estilo literario, otras
consideraciones anejas y superficiales.
Lo cierto fue que, el primer volumen,
supuso un pelotazo, best seller total,
blockbuster de ventas. Sacó a Benítez
de lo inefable y gris para situarlo ante las radiantes candilejas mediáticas y
de nuestra atención. Benítez era un escritor aferrado a la ovnitología, un VON
DÄNNIKEN patrio, lo cual lo colocaba, para el sibarita común literario, a
caballo entre MARCIAL LAFUENTE ESTEFANÍA y DOMINGO SANTOS.
J.J. BENÍTEZ, el J.J. AMBRAMS del cristianismo. Aplaudirle haber encontrado un rico filón comercial. Problema: cree los fantasiosos embustes que cuenta; los hace una fe |
OVNIS. Realmente ¿existen? Los cabezones
del ultraéter, con un dedo muy largo con el cual efectúan exploraciones anales
a infortunados humanos víctimas de la paranoia de ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE. En serio: ¿pensáis que unos aliens,
cuya HI/TECH les permite viajar por el Cosmos, vienen aquí a sodomizarnos con
catéteres? ¿No poseerán superescáneres cyberpunk
que desvelen, sobre nosotros, cuanto quieran?
Benítez es de lo que creen que estos amorfos
celestiales no tienen distracción mejor que desflorar nuestros ojetes con un
dedo terminado en lámpara. Ahí lo llevas.
Que vamos ya por el nueve. Sin duda, la más larga serie de ciencia ficción no pulp, con pretensiones de seriedad |
Algo debemos reconocerle al gacetillero
de las estrellas y biógrafo de los proctólogos espaciales: advirtió que su plan
ovnitológico lo mantendría bajo en la escala literaria/de ventas y dio con la
controversia jesuística/cristiana para destacarse.
Planificado/casualidad: ¡bingo!, empero.
La religión vende, y sabiendo cubrirla con un celofán centelleante, te lo
compra todo (o casi) Dios. Aun los ateos, los creyentes vergonzosos, que
dedican al Todopoderoso más tiempo, energía y pensamientos que los fieles,
picarían. Buscarían nueva munición entre sus párrafos para seguir manteniendo
su santa cruzada. (Qué gente guay, los ateos: ODIAN los conviertan, pero
derrochan lucha procurando convencernos de su no-religión.)
Reconozco que la lectura del primer tomo
prendió mi interés y planteó diversas cuestiones que la ortodoxia no despejaba.
O te ordenaba aceptarlas tal cual, porque es cosa de Dios y no podemos
cuestionarLo. Sólo obedecerLe.
Benítez debe muchísimo a JESÚS, pues con libros como éste, no precisa lavativa |
Merced al blockbuster, Benítez lanzó más tupidos libros (paré en el tercero;
los disparates, pese a su ingeniosa presentación, eran ya demasiado evidentes)
donde lo que iba cimentando era una religión paralela. Es cuando su figura se
hace más sombría y preocupante. Cree sus propios embustes.
En la última entrevista que le oí,
advertí estaba a un paso del telepredicador mesiánico norteamericano. Había
traspasado toda lucidez. Dominado por su potente aureola de mentiras sobre
Jesús, estaba reclutando fieles. Tiene la VERDAD sobre Cristo como nadie. No
creerle es caer en el abismo del Huerco, junto al DRAGÓN, la BESTIA, la RAMERA
BABILONIA y HELLBOY, si se tercia.
Benítez va de L. RONALD HUBBARD. Pero en
mínimo-nimio, debido a nuestra cáustica naturaleza hispánica, que le resta
adeptos. Intenta desarrollar su Cienciobenitezlogía
y, pudiera ser, tenga “apóstoles” que lo creen a pies juntillas. Y aguardan la
Gran Fecha, cuando la Gran Nave los lleve al Mundo del Río, donde predicarán,
junto a los de la Iglesia de la Segunda Oportunidad, la redentora Pax Benitus, amén.
L. RONALD HUBBARD, Papa y divulgador de la Cienciología. A esto aspira ser Benítez |
Aplauso para un oportunista que encontró
hábil (aunque poco original; pregúntenles a los del Vaticano) forma de
descollar literariamente, ganando tanto atención entre los débiles de espíritu
y confusos de mente como réditos. Vigilancia para otro converso que, creyéndose
vasija de la VERDAD absoluta, pretende convertirnos a ella.
J.J. Benítez: aguardando al TOM CRUISE o
JOHN TRAVOLTA español que difunda, generoso, su fe troyana.