lunes, 7 de marzo de 2016

OBLIVION — APÓCRIFO PHILIP K. DICK

Afiche bastante similar a la portada del
número uno de
KAMANDI
Todo espectador medio entrado en el género de la ciencia ficción, al menos, no registra una sola idea original en este filme protagonizado por TOM CRUISE. Empero, sus tópicos están tan hábilmente articulados que consigue confundir. Seguro que el inmenso populux que asistió a las salas, para solazarse un rato, ni notó el fraude.

¿Qué es Oblivion? Algo extraño con naves espaciales en el páramo madmaxiano (que recordaba, más, a la Tierra Maldita de JUDGE DREDD o la Zona Prohibida de EL PLANETA DE LOS SIMIOS) con aparatos de un blanco níveo que entablaban un duelo aéreo similar al de el Halcón Milenario en EL IMPERIO CONTRAATACA. Repasemos: ¿alguna idea original, hasta ahora? No, ¿eh?

Hasta el tenso drama existencial que Cruise desarrolla, repleto de suspense para tenernos ataditos a la butaca durante la proyección, deviene del paranoico Universo que P.K. Dick se montó a base de falsas identidades, pseudorrecuerdos y memorias sintéticas que permitían al atribulado clon, o NEXUS 6, tirar día-a-día mientras su tiempo vital asignado se consumía, amén.
JACK HARPER. De algún modo, intuye ser un modelo
NEXUS enésima generación. Por cierto: eso de los
extractores de agua los empleaba GALACTUS para calmar
su eterna hambre

Oblivion no es película de acción propiamente, sino de ‘descubrimiento’. Lo disimulan con los fenomenales SFX que recrean parajes desolados y una fotografía impecable. Hay, sin embargo, parcelas de ‘movimiento’ para que el público, que asocia ‘ciencia ficción’ con ‘peleas extremas urbanas contra robots medio indestructibles’, ya hábito inapelable e incuestionable, no deserte de las salas.

Los drones quasiesféricos recuerdan a una versión HITECH de las bolas con pinchos que lanzaba el HOMBRE ALTO de la saga PHANTASMA. Un elemento ‘novedoso’ menos. Y de esos objetos dimana el peligro, no de un territorio hostil radiactivo quizás poblado por degolladores motorizados o extravagantes mutaciones gigantes tipo cine ROGER CORMAN.

Su chabola. Que sea casi completamente transparente,
¿remite a las viviendas de la novela
NOSOTROS? Sin
sitio donde ocultar secretos. Todo: a la vista
Mas el absoluto misterio de Oblivion se desvela prácticamente durante el prólogo de voz en off que efectúa Cruise. Eso de que los SCAVENGERS y su nave que rompió la Luna (catástrofe que debió causar desastres perdurables en el tiempo, no solo “hace sesenta años”) y el borrado obligatorio de memoria (el recurso P.K. Dick aludido) exponen desnuda la trama.

Sospechas, atinadamente, que Cruise es un clon cebado de órdenes procedentes de una manipulación orwelliana. Tópico de la ciencia ficción presentado en numerosos relatos bajo distinto pelaje. El saqueo del planeta, por parte de una entidad extraterrestre, aun remite al hambre sideral de GALACTUS, el caníbal siempre apetente.

Nuestra pobre Luna padeció un castigo malo y de verdad.
¡Qué perra con destruirnosla!
Con los elementos revelados, permaneces mirando su decurso sólo para verificar cómo tus cábalas encajan en el esquema personal diseñado. El espectáculo también está embalado en un brillante celofán de píxeles que edulcoran con un romance medio imposible para aumentar la agonía existencial del protagonista, que va planteándose las preguntas que ROY BATTY esboza, durante su agonía, ante RICK DECKARD.

Es el fuerte del filme, un intento, algo esforzado, de dar una suerte de dignidad dramática al género de la ciencia ficción. ¿Veis? No son sólo tiroteos entre cazas espaciales o robots casi indestructibles que acosan humanos quasimesiánicos. ¡Hay teatro isabelino también!

La amenaza principal de este devastado mundo procede de
los artefactos que Jack tiene encomendado reparar
Oblivion es de sentarse y verlas venir, insisto. Por poco, no aburre, porque, ya digo, ¡todo está bastante visto! No debes ser Gran Maestre del género para desentramar su estructura, cuajada de temas de la ciencia ficción. Sólo estar un poco puesto, recordar tres o cuatro elementos básicos que han sentado cátedra, y ver a Cruise emporcar, víctima de distintas vicisitudes, su uniforme antibalas blanco, intencionada elección del color.

Un oscuro hombre oscuro con oscuros secretos
Presenta la pureza, aun virginidad, que contiene en sí el mecánico de drones cuya labor la desempeña en la inhóspita superficie. Y según los acontecimientos se apilan, abriéndole los ojos, y se ensucia su ropaje, adquiere oscuras nociones sobre él y su entorno. Sufre un recuerdo total.

De nuevo, o de otro modo contado, se trata de qué triste es la sabiduría que nada reporta al sabio. Aunque, esta vez, tenga final feliz familiar.