domingo, 22 de octubre de 2017

SPIDER-MAN –ENTRE LOS MUERTOS (TOMO 1) — SUPERPLÚMBEO

Portada que me ha parecido más
sugerente y atractiva del recopilatorio
La generosidad de los bajos precios de los lanzamientos de las ¡nuevas colecciones! me permitió adquirir este tomo que, en justicia, considero está muy bien presentado. Su lujoso envoltorio presume un respeto por la historieta nada desdeñable.

Empero, el tebeo sigue siendo “cosa de críos” para un volumen respetable de posibles lectores patrios, quedando marginado al rincón de las tonterías y sandeces para freakies. Colectivos tan inefables como TEBEOSFERA (cuyas fétidas entrañas tuve la mala suerte de conocer-en-detalle) NO HACEN NADA para darle a la profesión y las viñetas la dignidad que merecen. Forman sus cónclaves, exponen qué MAL todo está, cierran sesión sin embargo con la sensación de haber hecho ALGO por remediarlo. Sólo se han lamentado; no han propuesto líneas de acción (algunas relativamente económicas y fáciles de acometer) o soluciones. Supondría algo que no quieren hacer: trabajar en firme por salvar algo que dicen amar. Compilar estadísticas es menos gravoso.

Las estadísticas tienen el mismo atractivo que las columnas de números y direcciones de la guía telefónica. En la tremenda tesitura de carecer del poder creador (con cuanto esto supone) pese a abrasarlos el ardiente deseo de hacerlo, se consuelan efectuando listado de colecciones antes de generar el esfuerzo que les incluya en ellas.

Empezar, lo hace muy prometedoramente. Esta viñeta lo
indica. Pero, tras esto... ¡vaya muermo!
Pero versábamos sobre este tomo. MARK MILLAR, uno de esos “nuevos” escritores con relumbrón brutal, ofrece una sensación de “aventuras” del forever young PETER “PAN” PARKER en las que no sucede nada. Todo lo realza (eso sí) el trazo de ambos DODSON, con intervención de FRANK CHO, que ilustran guiones vacuos y faltos de tensión.
En los Nostálgicos Tiempos, cuando trabajaban tíos como STAN LEE, ROY THOMAS o GERRY CONWAY, lo que cuenta Millar en un centenar de páginas se lo ventilaban en cuarenta, como mucho, y encima había romance, tensión, acción, splash pages acojonantes (bueno, dependiendo del dibujante), trhiller y qué sé yo más.

Los modernos guionistas (aun ALAN MOORE ha terminado ‘rindiéndose’ a esa “moda”) telegrafían los diálogos, espaaaaaaarcen durante docenas de números una acción que rebosaba en los Nostálgicos Tiempos número tras número, y quedan en coitus interruptus de todo. Esto es también culpa del rictus erectus del lector. Acostumbrado a no leer, permanece en su mínima expresión twitter, gozando una pobreza conspicua de vocabulario. Así, apenas les juntas siete sílabas en una palabra, les dejas en coma.

No os engañe la fuerza dramática de la
ilustración. Es un cebo en el que, por
desgracia, debemos picar
Detesto mucho a estos nuevos autores, pese a que entre ellos esté GARTH ENNIS. Hacen lo mínimo-nimio y, sin embargo, reciben ¡loas! que deberían tributarse en los escritores citados up supra. Hay poco riesgo, contrastando sus esfuerzos, en estos autores de ahora. Una vez y otra comprobamos que estiiiiran los argumentos que ayer se condensaban en pocas páginas porque NO TIENEN ideas que alimentar, desarrollar, imprimir. Y son profesionales mejor pagados y considerados que aquellos de Década 60-70, pioneros audaces y esforzados cuyo trabajo creo jamás ¡encumbraremos! lo debido.

El secuestro de la sufrida TÍA MAY, de palpitante preocupación para el prócer Parker, queda incluso solapado cuando descubre que su costilla, MARY JANE WATSON-Parker, ha dilapidado sus ahorros. Y todo esto ocupa los números que abrigan las tapas duras del recopilatorio. ¿Hostias? Pocas, mínimas-nimias. ¿Presuntuoso perfil psicológico de los integrantes de la saga? Demasiado. ¿Importa? No. ¿Aburre? Un wevo.

La Industria vive, gracias al parásito real, un momento de esplendor inaudito. Empero, nos regala muermos como éste donde el dibujo intenta hacer el imposible de congraciarse con nosotros. Dada la cada vez menos exigente atención del lector, como que lo logra. Una pena. No. Estos no son “mis tebeos”. (Por eso cada vez leo más los clásicos. Vaya cosa.)