domingo, 29 de octubre de 2017

AMADEUS — «LO QUE EL PUEBLO PIDE ES FANTASÍA»

Afiche. Hay un insoslayable juicio
histórico sobre el talento y la calidad.
Este filme viene a ratificarlo
Destaco de este supuesto biopic dramático sobre la vida de WOLFGANG Amadeus MOZART dos cosas: una que la figura de ANTONIO SALIERI es conocida ahora (convendría aclarar que relativamente) gracias a este filme; dos: que ese pueblo, siempre hambriento de ilusión, también supo de Mozart merced a esta película.

Sí, sí. Distraídamente podría haberle escuchado, antes, en alguna emisora perdida. Algún fragmento de su vasta obra, iniciada a tierna edad. Pero el vulgo, el siempre hambriento de fantasía, preferiría ceñirse a sus costumbrismos regionalistas flamencos o los vítores o denuestos futbolísticos antes que aguantar entero un concierto de música clásica.

Admito que no puedo. Renegar de la música clásica sería excesivo. Pero no la soporto. No me produce sinestesia. Sin embargo, recuerdo el boom del estreno de esta cinta. Todo Dios adquiría hitlights de Mozart. De las piezas que suenan más a pop o rock; más ligeras, melodías pegadizas, que activan el sistema nervioso. Otorgaban un aire de entendido al agraciado comprador que parecía, ¡por fin!, entrar en el gran mundo de la cultura elitista que a veces tanto satiriza FRASIER.

Siempre, empero, me centro en que Salieri, contemporáneo de Mozart, y creo que apenas tuvo contacto con él, era hasta Amadeus un perfecto desconocido (no sé cuánto incluso entre los culturetas elitistas estilo Frasier, que te disparan un dato ‘académico’ que asimismo desconocen pero les hace quedar de eminencia para arriba). F. MURRAY ABRAHAM realiza vigoroso trazo de un hombre envidioso que termina corroído por la impotencia hasta enajenarle para tramar un elaborado asesinato para vengarse de un Dios al que estima cruel por haberle privado del talento natural que Mozart derrochaba sin cesar.

Por ahora, aún no son enemigos, aunque algo ya se
incuba. Qué curioso es que el SALIERI histórico fuese
reflotado por esta película, no por su propio trabajo,
famoso en su época
Salieri, en su tiempo, gozó de reputación. Hoy día es esa imagen de un avejentado suicida frustrado que parece borrador del DRÁCULA de GARY OLDMAN. Pero aun así lo diluye la corriente de este mainstream de novedades epatantes que bombardean sin compasión desde internet. Vuelve a la oscuridad. Y si Mozart se mantiene un tanto en ON es casi por esta falsa biografía como por ese intento a parecer listo que a algunos les entra al hablar de música clásica.

¿Un músico clásico? Claro, hombre: ¡Mozart! ¿Otro? ¿JOHN LENNON? Es así. El pueblo llega hasta ahí. El individuo será culto, pero la masa: no. No piensa. La llevan donde quieren siempre que el oropel sea lo bastante brillante. Los populistas lo saben muy bien. Por eso plantan ante el desesperado Pueblo un gran telón de mentiras fantabulosas que les afirman serán hechos ¡posibles! siempre que les entreguen el Poder. Luego, pasa lo que pasa.

Pero es significativa esa correlación. El que un poderoso en su época quede olvidado y después sea recordado, de carambola, por el enemigo que tanto procuró aplastar en su momento, rival que las décadas posteriores ensalzan Ensalzan ENSALZAN sin parar. Otro caso similar es POE. Compartió época con sus adinerados DAN BROWN… que ahora son recordados, no obstante, por reseñas que Poe les dedicó. De lo contrario, hoy no serían ni el recuerdo soñado de alguna evanescencia mental distraída.

El derroche de talento es natural en MOZART. Pero un
envidioso como Salieri (y varios más del fotograma) no
pueden entenderlo. Por lo tanto, se enredan en
sus mezquindades. Hoy las llaman "redes sociales"
Sobre la esmerada puesta en escena, o las elaboradas interpretaciones, siempre destaco ese detalle; lo voluble y sic transit gloria mundi est de la popularidad. El opulento y acomodado Salieri, triunfador por tanto, contempla cómo su decadencia sucede día-a-día, mientras que el manirroto aunque genial Mozart sobresale, traspasando los siglos, su legado perdurando de forma inimaginada. ¡Cuántos casos se siguen, y seguirán dando, parecidos! Hay un insoslayable juicio histórico sobre el talento y la calidad. Y los Salieri modernos, esos de las redes sociales, pese a su ostentoso plumaje, desaparecerán como pelusa gris, olvidados por todos... salvo por su enfrentamiento con su Mozart particular.