miércoles, 15 de noviembre de 2017

ROAD TO SOGUETTO — ENTREGA 16

Inesperadamente... complicaciones inesperadas
Ametralladoras desbocadas. Cinco, siete segundos: de histeria y cacofonía. Adrenalina fuera de todo control. Visión de túnel. Niebla roja howardiana. Terros abatidos. Medallas. Notiflashes heroicos. Por doquier. Héroes del Pueblo, les nombrarían. Por no darnos oportunidad de defendernos. Tampoco: la merecemos. Somos terros.

No. Dama de Picas no quiere eso. Si debe luchar… será aquí.

Aunque muramos. Pero disfrutaríamos, no obstante, de la fantasía de tener la ocasión de batirnos en igualdad de condiciones con el enemigo. Caeríamos con ese relente de honor todavía. En plan Grupo Salvaje, lo imagino. Dialéctica propia de los Últimos Cowboys.

Por mi parte: atrapo al gato. El animal: intuye que habrá otro largo período de bamboleo dentro de la caja. Se crispa. Lucha. Procura: escapar. Hinca sus uñas en mi pecho. Traspasa la camiseta. Hiere la carne. Su cuerpo procura encontrar la configuración que le permita eludirme. Sus músculos se retuercen bajo el lustroso manto como una carpa.

Hoy toca recomendar esta magnífica película,
muy presente en la dialéctica de
SOGUETTO
No nos engañaron los oídos: el motor poderoso se acerca. Truena entre los troncos de los árboles que nos rodean. Esto me permite, pues distrae al gato: poder alojarlo en la caja, con prestos reflejos.

No puedo abandonar a mis camaradas, me digo pensando empuñar mi Commander para unirme al tiroteo, con ese miedo comiendo grandes porciones de mi estómago según se lanza hacia mi garganta.

—Dios —y Dama de Picas añade el taco que contiene la Ñ.

Pues por entre los matorrales de aspecto cansado y reseco: llegan dos buggys de ésos reformados que conducen la Patrulla Voluntaria de Paletos de la frontera. Sus anchas ruedas que asustan a las cacatúas: arrancan del suelo grandes parches de arena. Se esparcen como polvo empujado por el viento.

Dentro de las cabinas, con parabrisas de alambrada: dos tipos con desteñidas chaquetas vaqueras. Pañuelos de la Confederación. Parches con esvásticas. Gafas de piloto estilo steampunk. En los costados de sus vehículos apreciamos bultos. Sin duda: implementa para hacer acampada. La panoplia: va con ellos. Dentro de los apretados habitáculos.

Veo: cómo Bujías soslaya a Dama de Picas. En plan: pido instrucciones. Porque: íbamos a enfrentarnos a los pasmas, el enemigo. ¿Y esto? ¿Ayuda, amenaza, qué son? Esta demora que anoto: permite a los cuatro fulanos acercarse a nosotros dentro de sus extraños buggys-burbuja con intención de rodearnos. Siempre rugiendo: sus motores.

Y no pierdo la ocasión de recomendaros
estas fantabulosas aventuras gráficas
Me han pillado: inclinado cerrando la caja del gato. Miro a los buggys. A mis adultos. No sé bien qué hacer. Sorprende a mi mente el gesto automático de mi diestra: buscando a mi espalda el Commander.

Intuyo qué mensaje cruzan Dama de Picas y Bujías con la mirada que sostienen a continuación: ¿Los matamos YA, o esperamos a un desenlace parecido a pacífico? Dama de Picas: está por fumigárselos. Tenemos una ventaja todavía. El arsenal enemigo no nos apunta aún. ¿Está, empero, Bujías listo a disparar a sangre fría apenas ella lo haga?

Se seca mi boca. Miedo en mis entrañas. Gato asustado. El peso metálico del Commander se incrementa en mi mano. Los vehículos terminan frenando ante nosotros, en ligero sesgo, como intentando cerrar el camino de huida si pretendiésemos escapar por ahí.

—Va a acabar mal —murmuro—. Bravuconadas, amenazas. Luego disparos. Dios, que empiece el tiroteo. Ya. No quiero volver a oír más mierdas machistas.
Continuará