El desgrane de las terribles circunstancias de este futruro distópico prosigue |
—Una condenada lástima —reconoce Dama de
Picas. Tuerce su expresión estilo Julie Strain, apartando mechones del cabello castaño
oscuro de ante su rostro—. Qué vamos a hacerle, sin embargo.
La consterna desprenderse de la excelente
máquina. Cada día cuesta más mercarse una. Porque: el puto PragmaSoc prepotente
limita la venta de los deportivos. Infinitas preguntas. Indagaciones. Malas
miradas. Otro cochino capitalista monárquico opresor bélico atlantista machista
queriendo compensar su impotencia mediante un deportivo.
Preguntas… que terminan conduciéndote a
Comisaría. Y si el pasma, el enemigo, no queda satisfecho con tus respuestas,
lo que encuentre en FUERZA sobre ti… acabas en un Cuarto 101 cantando ó-pe-ra…
a porrazos con defensas de goma en las pelotas.
El PragmaSoc se ha jurado por sus muertos
controlar hasta el más mínimo-nimio segmento de nuestra vida privada ¡y va a
conseguirlo!
Por si deseas saberlo, nuestro joven y atormentado narrador tiene esta pinta... o parecida |
También me apena tener que dar ese fin a
tan excelente vehículo. Aprendí a conducir en él. Casi nos matamos cuando pensé
le había pillado el tranquillo. Bueno, exagero. El buga casi volcó de un
costado. Dama de Picas lo castigó con la fusta después (dos toques), siendo más
expresiva con sus improperios contra mí que con sus ademanes. Luego: terminamos
riéndonos.
Pero ¡menudo miedo pasamos mientras casi
volcábamos!
—Hay que limpiarlo —se arranca Dama de
Picas de la pena que la produce destruir el importante tesoro—. La CB, sobre
todo. Espero que esa Jonathan Kent
sea un cambio justo. Eh, chico. Embarra las matrículas. Quizás convendría
machacar un poco su carrocería, por si su dueño, al denunciar el robo, da
detalles precisos sobre su estado.
—Primero habría que pintarla —sugiere
Bujías. Tuerce el gesto facial de modo acusado—. No sé si tendríamos los medios
y la oportunidad. Tampoco podemos cogerle cariño. —Otra mirada consternada al
Relámpago Rojo—. Pronto tendremos que cambiar de vehículo. Uno que nos lleve a
Nueva Orleans sin resultar demasiado estridente.
¡Claro! ¿Cómo esta estupenda película no iba a ser uno de tantos referentes? |
Durante un instante: casi pregunto por qué
Nueva Orleans. Recuerdo: gente del Canadá francés acabó allí. O tiene contactos
con los de allá. Bendita Bianca Beauchamp aparte: ¿qué tiene Bujías con
Montreal? ¿Parientes; fijación fetichista; promesa religiosa?
Imagino: el mismo glamour que pide me zambulla en las doradas playas de Australia.
Cada uno tiene su tierra soñada y quiere conocerla. Me percato entonces: nadie
quiere visitar EE.UU. No porque esté balcanizada entre Estados proPragmaSoc y
contraPragmaSoc. En Segunda Civil War de
facto.
No nos atrae, cuando debería ser el Gran
GRAN Objetivo. Sé que parezco contradictorio: estamos en Tejas. Estado de los
USA. Pero me refiero a esa aglomeración ‘cosmopolita’ de Nueva York, o Los
Ángeles, lo que nos vende metaTV mediante sus teleseries, en Canal
Reposiciones, por ejemplo. Fuera de eso, Estados Unidos parece algo borroso,
que cobra nueva identidad gracias a los westerns.
Pero de una forma tangencial.
Esos tiroteos… algo estilo Sergio Leone…
tampoco perfilan más Norteamérica que lo que dura el duelo. Esa evocación western… tiene aureola de mitología, no
de cosa real. Y, la verdad, teniendo Méjico a cien kais de distancia, no crees
que esta parte de Tejas sea los Estados Unidos realmente. Sólo prolongación de
la miseria que ves por doquier al otro lado de la frontera, línea borrosa, pese
al carcomido Muro Trump.
Continuará