domingo, 12 de noviembre de 2017

SUPERHEROÍNAS/SUPERVILLANAS — LO NUNCA CONTADO

Relajada reseña por respeto al día; este
personaje, por cierto, procede de los 40.
Tal como aquí la pintan. Compárese...
Una de las peculiaridades a reseñar entre los estudiosos del tebeo y los lectores, todo sea dicho, es la desacertada idea que tienen sobre la producción de los cómics. Lo expreso con completo conocimiento de causa. Es asombrosa ignorancia que puedo resumir así:

Ellos piensan, comprobado lo tengo, repito, que los tebeos se cultivan. Tal como escribo. Un tebeortelano (distinguible del resto de granjeros por su camisa compuesta por viñetas cosidas) siembra papelitos y virutas de lápiz en tierra empapada en tinta y voilá! Al poco brota una colección, una novela gráfica, una serie limitada, una daily strip.

Del esfuerzo que tiene producir un tebeo (discusiones entre los autores, malos días que las páginas terminan reflejando, como ocurre cuando todo son buenas nuevas, fechas estresantes de entrega, etc.) no tienen la más mínima-nimia noción. El autor (gráfico, escritor; ambos) vierten en la plancha filias y fobias a mansalva, bromas y pullas fruto de una necesidad de catarsis, cuan suerte de travieso “juego de palabras”, o muestran circunstancias de la actualidad.

Pero ellos, nada de esto. Centrados en lo del huerto. Marvel les parece como La Granja San Francisco pero de las viñetas. No creen que tú, como autor, añadas algo que refleje tu estado anímico o idiosincrasia. Para ellos: sucede ese milagro de la germinación en mantillo. He relatado lo del esfuerzo laboral a varias de estas personas… Lo creían falso. Inaudito. Imposible. Increíbleble.

...con esta fotografía de la BENDITA
BIANCA BEAUCHAMP (¡aclamad a
la diosa!). Esto es porno, lo de arriba:
activa combatiente contra el crimen
Y otra cosa que “desestiman” es qué potente sexualidad fetichista desprenden muchos personajes, si no todos, del tebeo. Son ‘visiones peligrosas’ del autor que disfraza como un competente uniforme ajustado a la lucha contra el crimen. Empero, mirándolo con atención, ves cosas. La imagen de deidad totémica de BATMAN; la seducción juvenil gay de los superhéroes, musculados siempre apolíneos, el deseo dominante/sexual de las superheroínas/supervillanas.

Expresan, con calculado tapujo industrial, tendencias sadomasoquistas y lésbicas según emulan conductas masculinas. Imponen su voluntad a golpes de látigo o fusta, o la punción de sus tacones de aguja, exhibiéndose en apretados trajes de PVC o látex que llaman "uniforme". Aparecen más/menos lascivas ante tipos que, sorprendentemente, no expresan carnal interés por unas curvas eróticas que podrían erectas sus pasiones.

Así presentadas, reflejan las ensoñaciones fetichistas de sus autores; rinde pleitesía sin ambages a la hembra, la cual los fuerza a dibujar su concepto de la "mujer perfecta": guerrera, madre, hermana, amiga, idea que en absoluto cosifica a la mujer: la ensalza.

[Una excepción podría ser SUPERGIRL, pero porque es sosa, como SUPERMAN está por sobre los clichés sexuales. Lo ubican heterosexual, sin duda, y dado sus poderes, cómo los emplea, está más cerca del concepto divino que del disfraz del bobalicón que persigue a LOIS LANE, icono de la osada independencia y el desprecio al débil.]

Y, como último ejemplo, esta imagen de
BLACK WINDOW. ¿Veis los paralelismos?
También curioso es qué tratamiento recibe "el héroe" o sidekick que "sigue" a estas andróctonas: individuo sumiso, semicastrado, que desluce los valores de razón, fuerza y mérito que, sobre todo los pulps, intentaban impostar en el colectivo juvenil antaño.

Esta digresión, por supuesto, elude a las féminas etiquetadas como eróticas (léase: LORNA), o aparecen en tebeos porno. Me refiero a las figuras caracterizadas en el mainstream de superhéroes. En tiempos más restrictivos que los presentes se las trazaba divinas para ser suerte de ‘válvula de escape’ de esas soterradas pasiones insinuadas. El pretexto: necesitan un uniforme peculiar para triunfar. Ocurría algo igual con la saga barsoomiana de JOHN CARTER, que exuda sensualidad. No tenía ese problema JOHN NORMAN, quien dio rienda suelta a sus “catarsis” en sus crónicas de GOR. ¿Enterados?