JOHN NORMAN (pseudónimo) debió quedar tan
prendido como este Scriptor por el Barsoom de EDGAR RICE BURROUGHS (es al máximo incitador) que decidió
aportar “su versión”, empero haciéndola más explícita en algunos aspectos de
corte sexual que no obstante insinúa Burroughs en sus novelas marcianas, desviaciones
a saber cuánto del gusto particular del autor. (Asuntos suyos.)
Mas hay aspectos que afear a este TARKSMAN
OF GOR que de continuo desprende sensación de ser indecisa, vacilante, dudar
de su capacidad pese a su definida estructura.
Enseguida deja claro el capítulo inicial la
obvia intención paródica de Norman, centrada en el pelirrojo protagonista, TARL
CABOT (tío que te cae mal, no como JOHN CARTER, que pese a su propensión a la
bravata e ir de sobrado, es honesto, caballero andante del Camelot de Barsoom
con tendencia a: a) olvidar elementos clave de su aventura; b) golpearte con
una repentina ocurrencia que desbarata la lógica de la historia).
El anglo Cabot se describe poco menos que
un inútil. Su mayor talento es su corpulencia y la habilidad para camelarse a
un instituto estadounidense donde imparte clases de literatura inglesa. Refiere
sobre su orfandad, y cómo se las ha ido bandeando con relativo éxito por la
vida con sus limitados haberes. (Esto recuerda algo a HARRY FLASHMAN.)
En ese aspecto, Cabot es honesto al menos.
Nada tiene que le destaque para las increíbles peripecias salpimentadas de
contenido sadomaso que afronta cuando se empadrona en la cacareada ContraTierra,
planeta casi similar al nuestro situado al otro lado de la órbita, oculto por
el Sol, y que viven como cuando 300 (de FRANK MILLER). Aunque Burroughs tenía predisposición a la
ocurrente improvisación para sacar del aprieto a John Carter, su habilidad te
obligaba a perdonárselo. Era mecánica intrínseca del relato. Encajaba, aunque
decías: Hombre, Edgar…
![]() |
Este señor, que recuerda al actor LESLIE NIELSEN, es JOHN NORMAN (pseudónimo). Estoy seguro se divirtió lo suyo con la extensa saga; empero el primer número no acumula méritos para verle continuaciones |
John Norman es grosero en cambio. No
improvisa o tiene ocurrencias súbitas, empero las circunstancias donde intuyes
el proceso son bastas, descuidadas. Paradigma: Cabot, de excursión por esos
cerros por donde escapará RAMBO, recibe un “sobrenatural” mensaje HITECH que ni cuestiona. Le
da presuntamente mil vueltas al enigma, aunque Norman no profundiza siquiera un
poquito en tales cuitas como para hacerlas veraces.
Aterriza un OVNI (era la época) y Cabot, en
vez de huir despavorido, ¡lo aborda como lo más natural! Ningún efecto de
persuasión o rapto por medios hipnóticos o químicos media. ¡Ah, bien! Veo
aterrizar un OVNI, que como un taxi viene a recogerme, ¡y me subo a él! Común, algo
que ocurre a diario.
La descripción de su mediocridad le hace
candidato nulo para la Gran Misión que le encarga su padre, capitoste de una
ciudad de Gor, otrora abducido y convertido en otro cabrón esclavista proxeneta
goreano por motivo no especificado (en este libro); nada sobre qué méritos le
hicieron atractivo para Gor (talento bélico, político, económico…).
![]() |
Sé lo de las películas, aunque mejor destaco esta estupenda pintura de BORIS VALLEJO sobre un episodio del libro |
Sólo que “me llamaba misteriosamente la
ContraTierra”, y si yo he demostrado cojones, él igual; traigo a mi hijo y será
¡héroe!, “predestinado” para grandes épicas que le vienen desmesuradas. Mas Tarl
se muestra digno de su sangre, vástago decidido a honrarla. Se convierte en
guerrero goreano (un cabrón proxeneta esclavista) y acomete la misión ordenada,
llenando estas páginas de numerosos personajes de relativa importancia.
Obliga a estas narraciones a crear un
portentoso aparato de fantasiosas referencias y nombres que dan relieve al invento.
Mas la fama de Gor no reposa en sus andanzas de capas y espadas, sino en sus diversas morbosidades de
dominación sexual (TALENA la pide, dando a Cabot su ración después; aunque la
princesa de Gor con cualquiera se apaña, hasta con el asesino con ambiciones
imperialistas. —Superviviente nata sale—).
Esta novela de Norman debió caer en algún nicho ávido de estas experiencias literarias “iconoclastas” para gozar del éxito que le ha asegurado numerosas continuaciones. Porque, por la intrínseca calidad de este El Guerrero de Gor…