viernes, 26 de septiembre de 2025

SUPERMAN II - LA AVENTURA CONTINÚA — Y PROMETÍA MÁS

 

Afiche. Se avecinaba una época
prodigiosa conocida como los
Años 80, tan fecunda en el
cine de este género

Nunca pretendieron los HERMANOS SALKYND hacer un Superman “canónico”; respetable, serio, quiero decir. Procurarían producir una comedia, y por sus muertos lo conseguirían. Empero parece que los imponderables que tumban una carrera profesional impusieron alguna cosa perentoria que consiguió frustrar dicho propósito. Lograron algunos “alivios cómicos”, como evidencia la relación LEX LUTHOR-OTIS. Mas la seriedad se impuso (como recoge esa admirable escena del cementerio de Smallville.)

Benefician a Superman unas rociadas de humor y diversión; el problema radica en convertirlo en un payaso y cuanto haga, carajotada de proporciones cósmicas. La prueba la dio Superman III, donde hasta al cómico RICHARD PRYOR se le ve incómodo actuando de arlequín. (A saber qué pensaba de todas esas mascaradas CHRISTOPHER REEVES —el Superman DEFINITIVO—).

[En Superman IV considero pretendió enmendarlo, aunque convirtiendo la bufonada en una tragedia capaz de hundir un icono como el Último Hijo de Krypton en lo peor de lo peor. En la más hedionda ciénaga donde purgar durante años el desacierto.]

KAL-EL abre su corazón y la
enigmática Fortaleza de la
Soledad a LOIS LANE, la
que no ama al tierno y gentil
CLARK KENT, sino el poder
inmanente que desprende el
semidiós SUPERMAN

[Bueno, comentaron que el BATMAN de TIM BURTON iba a ser un musical (no sé qué es peor). De nuevo algún imponderable hizo la película que conocemos. (Y quede ahí.)]

Superman II estaba condenada a tirar a la grandeza; encadenan por tanto el comienzo de la primera (el juicio y condena de ZOD y secuaces) con la segunda para darle una continuidad, así como potentes adversarios que oponer al virtualmente indestructible HOMBRE DE ACERO, casi un semidiós, que persiguiendo pilluelos varios quedaría desvirtuado, desaprovechado. Para eso ya está Batman, o THE PUNISHER, vaya.

La sensación de superproducción que Superman II desprende lo defrauda el metraje. Detalle: libres de la Zona Fantasma, Zod y Cía. aterrizan en la Tierra con los superpoderes que a CLARK KENT le ha tomado décadas dominar. Cierto: cuando la camioneta casi aplasta a JONATHAN Kent, el chaval estuvo al quite e hizo la proeza. Mas, de eso, a desplegar todas sus facultades… necesitó el largo aprendizaje que efectuó en la Fortaleza de la Soledad, colindante a la de DOC SAVAGE. Zod y los suyos llegan ya listos para matar, aunque deban pulirlo un poquito más.

Y, con tal panoplia… ¿qué hacen? Vencen a una pequeña compañía de soldados (con armamento desfasado) que ni dificultad supondría para ellos. ¿Seres de tal poder se arrogan de triunfar sobre unos pocos soldados, conquistar una insignificante aldea, ahí queda toda su inquietud por este nuevo mundo; no buscan una capital global? E invadir la Casa Blanca semeja cutre continuación de la refriega campestre.

¡Conflicto en Metrópolis! La parola
de ZOD llega a ser caricaturesca por
su extravagancia y absurdas
exigencias

Esos detalles anuncian el desapego que el productor sentía por Superman. No puedes enfrentar a semidioses pletóricos de poderes ante el Daily Planet y todo resumirlo a alguna piña bien dada o un camión volcado. Esos seres destruirían Metrópolis entera; disputarían por todo el mundo. El corto presupuesto: pueden alegar se impuso.

El envidioso Luthor está desdibujado, caricaturesco. Mientras en la primera era un pérfido personaje con cierto visaje cómico, aquí es puro bufón, aunque GENE HACKMAN pudiera intentar seguir dándole su carácter de amenaza, sin ¿permitírselo?

Superman, ejemplo del deseo del pueblo hebreo de integrarse en las sociedades donde habitan, es más complejo de lo que podemos suponer. Si bien el disfraz de KAL-EL procura transformarle en un insignificante donnadie inofensivo, para no soliviantar a la mediocre masa prejuiciosa que le perseguiría por verle hacer prodigios (o sólo montar un próspero negocio), Superman es derroche de virtudes. Todas, puestos generosa y desprendidamente al servicio de la multitud que lincharía al triunfador Clark Kent judío.

Los mitos se toman una pausa y 
desvelan su cara más humana

¿Qué imagen entonces procura proyectar del Pueblo Elegido mediante Superman? ¿Que pueden ser de una extraordinaria esplendidez que dona hasta a sus detractores, y que eso les hace superhombres morales, cuando menos? ¿No es eso, en vez de un gesto de altivez, otro modo de procurar granjearse el afecto de enemigos y detractores, anhelo constante que impele hasta a un corazón blindado como el de Kal-El, aplacando a los matones con un ejercicio de sometimiento…?