(Estúpida) portada del recopilatorio. Si DEATHLOK ya poseía visión de largo alcance-y-precisión, ¿para qué quería un visor de puntería? |
Acertado resumen de este recopilatorio
sería: Historia de un fracasado en estado
de putrefacción. Pero se le debe conceder, con paciente magnanimidad, ser
un tebeo de su época, que rebosa energía, imaginación (hasta cierto punto) e
ímpetu (malgastado). Puramente evasivo, no tiene pretensiones ni deseos de
alcanzarlas, pues su creador, RICK BUCKLER, jamás las buscó, ánimo compartido
por el resto de guionistas-amigos invitados a mantener en ON las andanzas del
macabro cyborg.
Cuanto más logró el BULLPEN entero fue lanzar al personaje a dar erráticos tumbos por
una derruida Nueva York, cara de un mundo asolado por una guerra inexplicada,
persiguiendo los harapos inconsistentes de una “misión” tan maltrecha e
inefable como su propia construcción.
A quien su vasta erudición se la
juega es a EDUARDO DE SALAZAR, cuyas encomiásticas palabras sobre Deathlok y sus vicisitudes lo hacen
describirlo como “un personaje crítico y,
a la vez(…) comprometido”. Debemos haber leído cómics distintos, pues ¿con
qué, o quién, es crítico Deathlok?
¿Con qué, o quién, está comprometido? Sólo vi un personaje con determinadas
posibilidades pero cuyos desaciertos iban amontonándose de manera alarmante hasta
sepultarlo bajo una atroz catarata de deficiencias. Pero: no enarbola
bandera, protesta o reclamación contra un estado social, ecológico, o político,
que Estados Unidos por entonces mantuviera.
Cubierta americana original; admito que, en su primer número, el macabro sujeto prometía. Tenía su aquél, vaya |
Ufano, indica que Deathlok, que terminará de guest
star en otras pintorescas colecciones (como CAPTAIN AMERICA), es ‘antepasado’ de TERMINATOR y ROBOCOP, prototipo
que inspiró estas más afortunadas máquinas-hombre. El entusiasta de Salazar, señalándonos
lo obvio, olvida que Deathlok a su
vez puede ser una corrupción, nunca mejor dicho, de una popular serie de TV que
ha dejado impronta en la CultuPop estadounidense: EL HOMBRE DE LOS SEIS MILLONES DE DÓLARES (en Hispanoamérica, EL HOMBRE NUCLEAR), plasmación de la
novela CYBORG. Cuantiosos episodios
de LOS SIMPSONS recuerdan esta producción.
No debemos, por tanto, recalentarnos
demasiado las meninges al imaginar a Buckler y el siempre competente guionista
DOUG MOENCH tirados en el sofá de la casa de uno de ellos viendo la TV y excitándose
con la propuesta que sugería el hombre atómico. Trasladaron al astronauta STEVE
AUSTIN (reconstruido con próstesis mecánicas tras un brutal toñazo en su nave)
al cuerpo de LUTHER MANNING, superestratega que te cagas y competente soldado,
cuya capacidad de análisis de las situaciones de combate no podía perderse.
Deathlok, rebelado, por las escombreras neoyorkinas, monitorizado por el cibervoyeur SIMON RIKER, coronel y profético personaje. Anticipó los extremos de la vigilancia remota que sufrimos hoy día |
El CORONEL SIMON RYKER arrancó ese
segmento de sesos del cadáver de Manning y lo enlazó con una sofisticada
computadora, reemplazando por prótesis HI/TECH lo amputado al fallecido, y,
activado, arrojaron al proceloso mundo que les estaba tocando vivir un artefacto
asesino que, iría descubriendo, era costoso títere que apuntalaba las
ambiciones dictatoriales de Ryker, no menos incrustado en su feudo: Manhattan.
Bajo esta premisa, Buckler, Moench y Cía.
obligan a Deathlok/Manning (pues el muerto tiene un “recuerdo total” y se
apodera del sistema al que debía servir) a avanzar Avanzar AVANZAR por entre
las escombreras neoyorkinas, eliminando enemigos que le salen al paso como
muñecos de una galería de tiro, como empujados desde los bastidores a recibir
sus impactos. Y, siempre, improvisando viñeta-a-viñeta.
Las ruinas albergan todo tipo de tipejos, a los cuales Deathlok brea de un modo u otro; libera así su notable estrés |
Nunca informan extensamente por qué Norteamérica (se
apunta que la cosa adquirió esa dimensión, y más) es ahora un pedregal ruinoso
con deltas de población que sobrevive bajo el control de la OMNICOMPUTADORA,
artefacto de Ryker y al cual está enchufado constantemente, pues es el primer
cyborg existente (y un fracaso, aunque no cuentan en qué). Las espontaneidades
se multiplican cuando, para nutrir la colección con nuevos ejemplares que poner
en venta, Buckler va enfrentando a Deathlok con otros cyborgs, más estilizados
de aspecto que Manning (espantoso con ese ojo rojo cuan tomate imperando en su
machacada faz), quien, para colmo, descubre que ha sido clonado (!) numerosas
veces.
Llega la cosa al extremo de que pega una
patada a una piedra, ¡y sale uno de sus clones! Con razón estaba el pobre
hombre-máquina en la situación anímica que se encontraba.
Para los nostálgicos que recuerden a Vértice, portada de cuando editaban Deathlok; aquí, abortando el intento de Ryker de compuinmortalizarse |
Llama la atención la O(mni)C(om)P(utadora), un remedo, por lo poco que
se cuenta de ella, de la inteligencia artificial reinante en THE MATRIX. Otra prometedora ocurrencia
que no dejó su estado embrionario, porque tras la misión en que Deathlok logra
abortar el enlace final entre esta máquina y Ryker, se advierte, más que
desgaste, desgana por continuar esta historia, lanzada a toda velocidad al sin
sentido, el fracaso.
Se intuye que había madera para llegar
hasta el referido “golpe de estado”, que impidió a Ryker ascender a potencia de
bit, integrado en su OCP, listo para mandar por siempre jamás, pero el
combustible desapareció entonces. (Un apunte para de Salazar: ¿no fue este coup d´estat anticipo de TRON, ya que estábamos buscando orígenes?) ¿Qué hacemos, entonces?
Manning, transferido al cuerpo de uno de sus clones, merced a la benevolencia
de la CIA, que gobierna, cambia su arma láser por una Olivetti y compila las “crónicas
de Deathlok”, cúspide de todos esos tumbos y desaciertos que liquidaron al
siniestro cyborg hasta enviarlo, sin remedio, a la tras-trastienda de los
secundarios.
Aunque en su saga no existían, Deathlok acabó combatiendo otro tipo de tipejos: superhéroes. Más desbarajustes que pretendía exprimir, cuanto pudieran, al patético personaje |
Nunca intentaron examinar, como sí haría
exitosamente PAUL VERHOEVEN en RoboCop,
si Deathlok era una máquina impregnada del alma de Manning, que regresaba
(entera, o parcialmente) a su ser debido a que una parte orgánica de él residía
en un artefacto, o si el alma, existiendo vivo ese fragmento suyo, jamás le
abandonó. Si hay Cielo. Ergo: Dios. (De acuerdo: metafísica, liturgia. Pero
argumento, en suma.) Si, por el contrario, la máquina emuló parámetros de la
conducta social de Manning para hacer a Deathlok más eficiente y deliró con
presuntos bytes emocionales que originaron la mal function que anima la serie a ser publicada, y el alma, por
tanto, es cuento chino de los curas para sacarnos los cuartos. Estos análisis,
en pequeñas dosis, habrían elevado bastante Deathlok.
Prefirieron emporcarlo en sucesivas verborreas
conmiserativas autocompasivas hasta la extenuación, violencias y búsquedas de
propósitos elusivos, difusos. Un ciego, limitado y caprichoso ombliguismo, como
agujero negro, devoró a Deathlok, sobrecargando hasta anular sus posibilidades de futuro y continuidad.
Vuestro Scriptor.
También en: http://spnkgirl.blogspot.com.es/
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