viernes, 23 de abril de 2021

LA CAÍDA DE LOS SEÑORES DEL CIELO — ÚLTIMA CRÓNICA DE JAN DORVIN

 

Cubierta. Cierra una trilogía de
aventuras, con interesantes ideas,
cuya modestia sin embargo ha sido
obstáculo para obtener una mayor
difusión, que merece

JOHN BROSNAN debió recordar EL LABERINTO MÁGICO para concluir su trilogía distópica/“feminista” con una amarga nota final. Resuelve, de forma concluyente, el debate utopía-distopía, solución que encaja con lo que muchos sospechamos sucede realmente con las utopías. La respuesta está en la breve y aun descorazonada charla que Jan sostiene con el insufrible MILO HAZE (una de sus copias, en realidad) sobre el barco que el “mejorado” Milo está construyendo. ¿Cómo avanza, esa construcción? Pues… va…

Además, el lector de este último volumen deducirá qué juguete de la Ciencia es el Hombre, parafraseando al Bardo. Recordemos: el yermo devora la Tierra futura, extensión baldía llena de hongos gigantes y criaturas mutadas por ingenética que, día-a-día, van encontrando más reducida su tierra de cultivo o cotos de caza. Luego están esas mismas monstruosidades de diseño, fruto de las Guerra Genéticas. Enloquecidas por querer tener la primacía monopólica, las Corporaciones crearon virus y mierdas afines que acabaron automutando. Destruyeron el mundo, generando la creciente entropía.

En esta Tierra malviven según todo empeora aislados puñados de colonias. Arrancamos en la de Minerva, estado femirulista que vive de fabulaciones hembristas, no realidades, y de varones “capados”. Otra cosa que dificulta la existencia son los Señores del Cielo, titánicas naves gobernadas por déspotas que utilizan su capacidad de bombardeo para someter a los atrasados asentamientos terrestres, que viven por tanto bajo vasallaje.

JOHN BROSNAN, oriundo
de las antípodas, que nos deja
en nuestro mercado esta saga
de corte "feminista"... donde
desvela sus fantochadas, hechas
empero dogma hoy día

Jan Dorvin, la protagonista, no nació para WONDER WOMAN, por cierto. Tiene fallos físicos y de carácter, pese a su modificación para ser una “hembra superior”. Empero termina debiendo ser Wonder Woman… con notable renuencia. Conoce al insoportable sádico Milo Haze, antiguo dueño de Corporación genética, que ansía tener el remanente de HITECH resistente en el planeta, o en órbita, para cumplir su destino: ser dictator.

Todas estas aventuras van desembocando en la terminación desalentadora que imprime Brosnan al texto: la Humanidad es esclava-rehén de la misma ciencia revolucionaria que utilizó antaño para obtener pasmosos progresos en medicina, colonización submarina o espacial. Una IA, FEBO, acaba dominando a los supervivientes, pretextando emplear una “benigna” férula que diseñó para someterlos durante un microsegundo, como el que tardó SKYNET en decidir disparar los cohetes nucleares.

Siempre hay alguien convencido de que puede hacerlo mejor que el resto, sus ideas son más preclaras y acertadas, aunque puestas en práctica sean un desastre, y apenas logra el medio de imponerlas, abusa. Los pocos supervivientes australianos con los que Jan, RYNN-ROBIN y Milo acaban mezclando sus vidas, una vez esclavizados por el Señor del Cielo nipón que era su azote, ahora dependen como yonquis de vestigios de una HITECH que ha madurado un concepto de “yo sé hacerlo mejor, dejadme no sólo que lo demuestre; encima os tutelaré, pues sois incapaces de madurar solos”, abocándose a eso.

Otra obra de este señor. En lo
literario, es competente, fiable,
tendente al
pulp; quizás por eso
las "elites" ni quieran saber de él

Tal paradigma nuestra actual zoociedad está ya experimentando. Estamos volviéndonos tan dependientes de medios virtuales de ocio, o comunicación, que en verdad ofrecen opciones difíciles, si no imposibles, de conseguir por medios tradicionales, que podemos perder ciertas libertades a cambio. Algún día, nuestros PC o celulares nos enviarán un mensaje, cordial pero ineludible, dictándonos la agenda del día, la dieta, las reuniones con tal o cual, calcularán qué pareja es más ideal para relacionarse. Todo mediante algoritmos que han calculado que tu felicidad es mejor de este modo mío, que siguiendo tus procedimientos clásicos. Algo así como: Déjame a mí; te conozco mejor que tú mismo. (Aunque su retrógrado opuesto no es, ni de lejos, mucho mejor, o deseable.)

Y ahora veremos si nos plegamos al veredicto electrónico o nos rebelamos. En el caso de Jan, hasta eso la han mutilado, pese a tanto negarse admitirlo. Esta trilogía de Brosnan, en conclusión, va sobre inevitables perdedores, pesimista y desasosegante.