viernes, 27 de junio de 2025

POLICÍAS DE NUEVA YORK – TEMPORADAS 1 Y 2 — POST SERPICO

 

DENNIS FRANZ llevaba el peso de
la serie, aunque DAVID CARUSO y
luego JIMMY SMITS despuntasen
por guapos y apolíneos

Acepto esta serie como complemento, extensión acaso, de la ochentera HILL STREET BLUES, que tanta rabia me daba en su estreno. No puedo precisar la causa, empero me repateaba. Acaso era esa impresión de hyperrealismo y sordidez aumentada por la fotografía lo que me la enconaba. No es que esté ¡elogiando! STARSKY Y HUTCH, o LOS HOMBRES DE HARRELSON, que tenían lo suyo. Era un contraste demasiado fuerte su depresivo entorno de caducos edificios y la comisaría oscurantista con las payasadas estrafalarias de EL EQUIPO A o EL COCHE FANTÁSTICO, que al menos te hacían reír.

La madurez ayudó a que Policías de Nueva York me enganchase. Veía los evidentes lazos (DENNIS FRANZ aparte) que tenían ambas series, y encuentro esta secuela más elaborada que su original. Vale, creadores y gran parte del equipo técnico responsables de Hill Street fichan aquí, pero lo que perdura en tu retentiva no son los nombres fugazmente aparecidos en los créditos, sino las caras y actuaciones, el entorno, ese nervioso movimiento de cámara que persigue señalar algo, desvelar intenciones ocultas que ve el experimentado ojo policial.

Es su sigul, huella. Identidad ante producciones diferentes o igual corte. Policías de Nueva York podría comprenderse asimismo como una realista muestra de madurez de series como MAGNUM o WALKER, TEXAS RANGER, donde edulcoran (o idiotizan) el tratamiento de los duros temas delictivos para alcanzar al mayor número de público. No creo que compitiera con MIAMI VICE, tan rompedora con muchos previos arquetipos tele-policíacos.

Junto a los problemas que las investigaciones
diesen, estaban los problemas personales de cada
personaje, lo cual procuraba dar una impresión
más acusada de realismo, incrementada por sus
idiosincrasias y defectos. Interesante la
voluntariedad espontánea que JAMES
MARTÍNEZ (derecha-total) muestra siempre

Estos Policías proceden de la época SERPICO y las confidencias de VINCENT MURANO. Los agentes más veteranos (panzudos y acostumbrados a obtener culpables a golpes de guía telefónica, aunque esto último ya no se estilara) crecieron en ese Cuerpo de Policía corrupto y seguro mantenían sus mordidas en alguna forma. Imposible renunciar a lo que consideraban un derecho, un extra asociado a su empleo. La serie “sobrevuela” la corrupción en la policía salvo alguna intervención tangencial. No implican ni a comisarías o brigadas, sino sujetos aislados.

Deciden mejor mostrar cómo esa profesión va deshumanizando a sus agentes. Los entresijos personales entroncan con los profesionales, retorciendo la personalidad, que busca recursos protectores para evitar que la maldad a la que se exponen, presente en pérfidos sujetos de conductas criminales hasta sádicas, opaque sus vidas de tal manera que les envuelva el cinismo y sean incapaces de considerar inocente a nadie.

Códigos éticos católicos (JOHN KELLY) y su peculiar filosofía personal ayudan al pelirrojo detective a aislarse de los horrores. ANDY SIPOWICZ, veterano avezado, buscó refugio en la botella (muchos policías son alcohólicos). Los primeros episodios muestran su lucha por zafarse del diablo en la botella que le tenía en senda autodestructiva, obsesionándole con un hampón de pacotilla que por poco le arregló los papeles.

Racismo, incompetencia, corrupción en un mismo
fotograma. Un retrato de las vísceras del NYPC
un tanto suavizado y más centrado en las acciones
cotidianas anticriminales de la Brigada 15

Partiendo de aquí, los encargados de la serie procuraron mostrar un elaborado registro de personas/personajes envueltos en diversos delitos o asesinatos que querían reflejar las distintas facetas del crimen, aunque en el fondo se reducen a unas pocas: ambición, ODIO, droga, celos, pura maldad. Esto último tiene de veras socavado a Sipowicz; de mal carácter, hastiado del género humano, le cuesta demasiado contenerse cuando investiga una barbaridad extraordinaria. Te daría tal paliza…

DAVID CARUSO hizo su gran carusada antes de lanzarse sin éxito a la pantalla de plata. Mas halló asiento definitivo en CSI: MIAMI, donde trabajaba menos que el sastre de TARZÁN. Con decir una carajotada “trascendental” y hacer la pose/posturita, cumplía.

Como Kelly tuvo que currárselo. Mostraba talento, que luego dilapidó todo siendo ese estatuario HORATIO CAINE a quien VIC MCKAY trituraría en una aparición estelar.