![]() |
DENNIS FRANZ llevaba el peso de la serie, aunque DAVID CARUSO y luego JIMMY SMITS despuntasen por guapos y apolíneos |
Acepto esta serie como complemento,
extensión acaso, de la ochentera HILL STREET BLUES, que tanta rabia me
daba en su estreno. No puedo precisar la causa, empero me repateaba. Acaso era
esa impresión de hyperrealismo y sordidez aumentada por la fotografía lo que me
la enconaba. No es que esté ¡elogiando! STARSKY Y HUTCH, o LOS
HOMBRES DE HARRELSON, que tenían lo suyo. Era un contraste demasiado fuerte
su depresivo entorno de caducos edificios y la comisaría oscurantista con las
payasadas estrafalarias de EL EQUIPO A o EL COCHE FANTÁSTICO, que
al menos te hacían reír.
La madurez ayudó a que Policías de Nueva
York me enganchase. Veía los evidentes lazos (DENNIS FRANZ aparte) que
tenían ambas series, y encuentro esta secuela más elaborada que su original.
Vale, creadores y gran parte del equipo técnico responsables de Hill Street
fichan aquí, pero lo que perdura en tu retentiva no son los nombres fugazmente aparecidos
en los créditos, sino las caras y actuaciones, el entorno, ese nervioso
movimiento de cámara que persigue señalar algo, desvelar intenciones ocultas
que ve el experimentado ojo policial.
Es su sigul, huella. Identidad ante
producciones diferentes o igual corte. Policías de Nueva York podría
comprenderse asimismo como una realista muestra de madurez de series como MAGNUM
o WALKER, TEXAS RANGER, donde edulcoran (o idiotizan) el tratamiento de
los duros temas delictivos para alcanzar al mayor número de público. No creo
que compitiera con MIAMI VICE, tan rompedora con muchos previos arquetipos
tele-policíacos.
Estos Policías proceden de la época SERPICO y las confidencias de VINCENT MURANO. Los agentes más veteranos (panzudos y
acostumbrados a obtener culpables a golpes de guía telefónica, aunque esto último ya no se
estilara) crecieron en ese Cuerpo de Policía corrupto y seguro mantenían sus
mordidas en alguna forma. Imposible renunciar a lo que consideraban un derecho,
un extra asociado a su empleo. La serie “sobrevuela” la corrupción en la
policía salvo alguna intervención tangencial. No implican ni a comisarías o
brigadas, sino sujetos aislados.
Deciden mejor mostrar cómo esa profesión va
deshumanizando a sus agentes. Los entresijos personales entroncan con los
profesionales, retorciendo la personalidad, que busca recursos protectores para
evitar que la maldad a la que se exponen, presente en pérfidos sujetos de
conductas criminales hasta sádicas, opaque sus vidas de tal manera que les
envuelva el cinismo y sean incapaces de considerar inocente a nadie.
Códigos éticos católicos (JOHN KELLY) y su peculiar
filosofía personal ayudan al pelirrojo detective a aislarse de los horrores.
ANDY SIPOWICZ, veterano avezado, buscó refugio en la botella (muchos policías
son alcohólicos). Los primeros episodios muestran su lucha por zafarse del
diablo en la botella que le tenía en senda autodestructiva, obsesionándole con
un hampón de pacotilla que por poco le arregló los papeles.
![]() |
Racismo, incompetencia, corrupción en un mismo fotograma. Un retrato de las vísceras del NYPC un tanto suavizado y más centrado en las acciones cotidianas anticriminales de la Brigada 15 |
Partiendo de aquí, los encargados de la
serie procuraron mostrar un elaborado registro de personas/personajes envueltos en diversos delitos
o asesinatos que querían reflejar las distintas facetas del crimen, aunque en
el fondo se reducen a unas pocas: ambición, ODIO, droga, celos, pura maldad.
Esto último tiene de veras socavado a Sipowicz; de mal carácter, hastiado del
género humano, le cuesta demasiado contenerse cuando investiga una barbaridad extraordinaria.
Te daría tal paliza…
DAVID CARUSO hizo su gran carusada
antes de lanzarse sin éxito a la pantalla de plata. Mas halló asiento
definitivo en CSI: MIAMI, donde trabajaba menos que el sastre de TARZÁN. Con decir una carajotada “trascendental” y hacer la pose/posturita,
cumplía.
Como Kelly tuvo que currárselo. Mostraba talento, que luego dilapidó todo siendo ese estatuario HORATIO CAINE a quien VIC MCKAY trituraría en una aparición estelar.