Afiche foráneo: solicita la vigilancia de adultos que controlen qué ven los niños |
Contiene un detalle esta película de
animación, con canciones de DAVID BOWIE, que debe animarnos a reflexionar. Si
bien es canto antimilitarista contra la guerra nuclear y sus poderosas y casi
irreversibles secuelas filmado durante Década 80, que consigue calar hondamente
en el espectador, y que, sin duda, expresa un bien intencionado pensamiento,
libre de sesgo ideológico, (“estamos
hablando de megamuertes en un conflicto final sin vencedores”), que espera
dibujarnos (nunca mejor dicho) un aterrador panorama, todas estas peticiones de
desarme atómico, que satanizaban al ex Presidente RONALD REAGAN y otros líderes
mundiales afectos a su política, todas, repito, procedían de Occidente.
No conozco un solo ejemplo de filme,
drama, novela, documental, tebeo, aun chiste, antibelicista/antiatómico sincero
surgido del lado rojo del Telón de Acero.
Los prota, los BLOGGS. Personas normales, invitan a té con pastas al repentino Juicio Final |
Oh, sí, recuerdo su Propaganda, que
durante décadas vaticinó fatales apoqueclipses
sobre el mundo, todos causados por cohetes con vitolas de banderas americanas
(como si la URSS fuese una virgen desarmada, y lo que paseaban por la Plaza
Roja de Moscú cada 1º de Mayo fuesen embutidos). También clamaban pidiendo paz,
el logro máximo de las comunidades civilizadas. Pero ellos, ahogados en
hipocresía, sin cesar incrementaban su arsenal nuclear, abastecían regímenes
totalitarios amigos a su política, financiaban grupos terroristas que
pretendían socavar el Decadente Occidente del Rock´n´Roll plagado de libertades y derechos.
El imperio de lo cotidiano y el desconocimiento de lo que se avecina no rompe la monótona pero tranquilizadora rutina de esta pareja de jubilados |
Países donde expresar un desacuerdo
pacífico sobre la doctrina gobernante bastaba para sufrir largas condenas en
prisión en condiciones brutales (esas que, al tratarse de naciones rojas,
Amnistía Internacional prefiere ignorar), pedían la caída de naciones donde la
Ley garantizaba, y defendía, al menos en el retórico papel, derechos de las
personas inalienables. ¿Con qué autoridad moral los tiranos pueden reclamar
eso? Pero ellos no son los peores, sino
las alimañas occidentales que les apoyan.
Es la falsedad de la política y la
demagogia populista. Debe tenerse cierta capacidad de distanciamiento para
percatarse de todos esos trucos y trampas dialécticos que, edulcorados, se
ofrecían a un populux muy susceptible de tragarse tamaños embustes sin pensar qué
estaban contándole. Aun hoy, parte de esas mentiras siguen funcionando,
actuando con notable eficacia.
JIM se lee cuanto panfleto por el gobierno ha editado, seguro de que su guía bastará para superar el "sobresalto" |
Nada disfruta más la Izquierda (y sus
nuevos domine canen, los Democracia
Real ¡Ya! y adláteres) que tildar de ‘fascista’ al oponente. Así le amordaza.
Lo reduce a figura digna de agredir. Y colgarse medallas como valerosos
luchadores antifascistas; pero si no piensas como ellos, eres un facha. Su
dogma es incuestionable. Debe acatarse sin pensar, con férrea disciplina.
¿Dónde está su sano espíritu de debate y democracia, el que tanto gallean
poseer?
Pero hay más mensajes insertos en este
filme de JIMMY T. MURAKAMI, basado en el texto (y novela) de RAYMOND BRIGGS. Uno
principal que pudiera resaltarse es cómo una situación insólita tumba un
inocente costumbrismo que se creía imbatible.
Acopia, pues, para superar las carestías que generarían la guerra inminente. HILDA sigue encastrada en sus labores |
A través de la rutinaria e inofensiva
vida de los ancianos JIM e HILDA BLOGGS, se van mostrando facetas de una
Sociedad que, a su pesar, aguanta sobresaltos bélicos “periódicos”, y cómo
éstos moldean el carácter. Tanto Jim como Hilda, ama de casa perfectamente
encastrada en su rol, que desempeña hasta el último aliento, intercambian, en
un casi interminable diálogo, los clichés que nuestra Sociedad ha sacralizado
como inmutables.
Recuerdan, con nostalgia y cierto cariño,
los raids de la Luftwaffe durante la Segunda Guerra Mundial; sorprende un tanto, en
un discurso antibelicista tan marcado como posee Cuando el viento sopla, que se “defienda” cierta postura
militarista.
En realidad, evocan el espíritu de
camaradería y superación, de sacrificio y apoyo mutuo, compartir las
privaciones con bondadoso ánimo de colaboración y cooperación. Las terribles
penalidades del conflicto fue un yunque que templó lo mejor del Hombre, que no
dejó caer en el abismo de la barbarie sus más elevados principios.
Jim expresa un modo británico de
ciudadano común cuyas inquietudes son puramente domésticas. En él vemos,
también, cómo la sedante Propaganda gubernamental se infiltra merced a mensajes
que, en la realidad, carecen de tejido práctico. En vísperas de la Tercera
Guerra Mundial, Jim se surte de panfletos editados por el Gobierno, saturados
de (inútiles) recomendaciones para sobrevivir al Máximo Estrago… especulaciones
muy teóricas que la llana realidad aplastan.
Los Bloggs sobreviven, más por la distancia del epicentro de la detonación, que por éste, su rudimentario refugio |
Conforme la radiación (el asesino que no
se esperaba) les enferma y deteriora, aislados en su casita de la campiña de
Sussex, rodeados del polvo radiactivo y demás daños fruto de la tórrida
bocanada inicial del estallido del núcleo, Jim se aferra maniáticamente a las
estadísticas y consejos que el Gobierno, en teoría un ente cabal y responsable
que vela por la comunidad y jamás miente, imprimió en los panfletos pues intuye
el fin.
Se percata, instintivamente, que la
muerte es inevitable, irremediable, y la teme. Recita datos porque aportan una
familiaridad tranquilizadora; espera así ahuyentar a la Parca, y ambos siguen
lustrando recuerdos de la Segunda Guerra Mundial (donde había héroes) para así
equipararlos con el conflicto actual y poder sobrellevarlo.
Otro efecto colateral no previsto por la Propaganda. Jim, no obstante, piensa que su seguro cubrirá todos estos daños |
Sólo que éste no tiene igual. No hay
servicios de emergencias porque toda predicción, hipótesis ante todo, quedó
anulada tras el primer impacto nuclear. El agua no volverá a fluir por los
grifos. No se restaurará la corriente eléctrica. Con veraz necesidad de
continuidad, la pareja aguarda que el señor cartero regrese para, tras el
“sobresalto”, volver a repartir el correo. Mañana, mañana volveremos a plantar
en el huerto…
Ese era el gran mensaje incrustado en la
melancólica parábola con final tan angustioso y desolador: nos llevaron (siguen
haciéndolo) de datos optimistas contra el Juicio Final especulados en un papel
en un cuarto remoto por un puñado de “sabios” cuyo principal interés quizás
fuese seguir cobrando sustanciosas becas de investigación.
La intensa radiación ambiental los enferma y daña; lo que resta es el fin, uno especialmente triste y desalentador |
Pero ¿cómo se investiga una guerra nuclear?
¿Existen antecedentes? ¿De dónde salen los datos que animan a Jim a construir
un refugio antiatómico con las puertas de su casa, confiando que unos cojines
disiparan el efecto de una letal radiación ambiental que perdurará milenios, no
pocos días…? Tras esa pantalla, se orquestaba la debacle.
La trampa de la Propaganda, la
desfachatez de las ideologías, que se permiten tratarnos como a títeres sin
albedrío ni voluntad, dándonos, acaso, un remedo de ambos. Y, de nuevo, lo
peor: lo consentimos.
Vuestro Scriptor.
También en: http://spnkgirl.blogspot.com.es/
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