viernes, 25 de abril de 2025

EL HOMBRE QUE CAYÓ A LA TIERRA — Y SE HIZO ALCOHÓLICO

 

Esta misma cubierta. TEVIS no
está muy puesto en astronomía.
Anthea sería visible desde la
Tierra si la fija donde especuló.
Lo que le interesaba más era la
hipótesis de la degradación del
alien en nuestra Zoociedad...
la de JFK, por cierto

WALTER TEVIS especula cuanto puede en cómo de honda puede ser la repercusión psicológica, la caída en la decadencia, de un virtuoso visitante extraterrano inmerso en nuestra Zoociedad. Este libro es lindo, escrito con un elegante lenguaje erudito que no aburre, destaca la cultura del autor, que emplea estos pulidos verbos sin brío empero sin pausa para construir una interesante aunque amarga parábola que a CARL SAGAN le habría gustado leer, estimo…, caso de que no la leyera en su momento. ¿No confesó Sagan era fan de las crónicas de JOHN CARTER en Barsoom en su niñez? Perdura el amor por lo fantástico, por mucho que luego renieguen de él por avergonzado postureo académico.

Sin duda, esta novela es inmensamente superior a la pretenciosa bazofia glorificada de ESTACIÓN DE TRÁNSITO, sobre la cual pienso seguir vertiendo descrédito. Estación de Tránsito es el estandarte/paradigma de cuánto de moñas pueden ser la ciencia ficción y sus fatuos acólitos. Reúne cuantas falacias y debilidades posee el género, postulándose a obra transhumanista, panteísta, integracionista, cuanto acabe en “ista” de ese cariz.

Hablo de eso de “son unos chiquillos” (THOMAS JEROME NEWTON, el antheano protagonista, comete ese pecado) y todavía deben madurar mucho Mucho MUCHO para unirse a la vasta comunidad pangaláctica de planetas que han repudiado toda violencia y BLABLABLÁ. Mas, cuando rascas apenas un poco, descubres que muestran idéntico orín codicioso o xenófobo que el nuestro, para disgusto de los “apóstoles del tránsito”.

WALTER TEVIS sonríe. Una cosa de la que
peca esta estupenda novela es empero la escasa
incidencia de las Agencias Secretas en la labor de
NEWTON. Atribuyo este defecto a la creencia
estadounidense de que el Estado no les vigilaba,
se limitaba a actividades procomunistas, ante todo

Por desgracia, esos flatulentos elitistas han logrado posicionarse de tal influyente forma que pueden condenar o ¡ensalzar! autores y obras a su inane caprichoso gusto. Aunque ¡cuan ácido debe ser para ellos, verdadero tormento, descubrir que las historias que triunfan son las situadas en las antípodas a sus melindrosos gustos de marisabidillas!

STAR WARS (no la contaminada/destruida por el fascismo WOKE) prevalece sobre los postulados sandiosasimovianos de pacifistas mundos refinados a quienes conturba el trauma del retraso de la hora del té, o se embarcan en largos/tediosos parlamentos en despachos (donde dos garlan mucho/todo vacío/hacen nada) por la simple razón de que, magia visual aparte/nebulosos conceptos espirituales que prenden por semejarse lo justo con nuestras religiones, los conflictos que el espectador presencia a modo los retratan en los noticiarios.

Fuerzas militares, opresores malignos, rebeldes al dictator… GEORGE LUCAS trasladó el más negro momento del telediario al Cosmos dándole un apabullante decorado para, desde tan nefando légamo, convencer al espectador que el Bien artúrico de veras vencerá al Mal. Por eso Star Wars triunfa donde siempre fracasará STAR TREK, el paladín del militarista buenismo transhumanista burocrático. Gana por su cotidiana simplicidad.

Acaso el afiche menos afortunado
de la adaptación al cine, encarnando
a Newton el DUQUE BLANCO,
cuya apariencia podría en efecto
encajar con la del extraterrano. 
Por cosas que adjunta Tevis, la
constitución de Newton me hacía
pensar también en CHRISTOPHER
CROCKETT LA CRUZ. Tenían
similitudes

Tevis parte de un prosaico escenario diario que va alterándolo de modo gradual la injerencia de un elemento tecnológico superior. Su novela puede definirse aun un anti-western, pues el quebradizo forastero no hace nada por salvar una Tierra de 1976 próxima a la Tercera Guerra Mundial. Tevis comenta que hay tensiones que apuntalan esa posibilidad; lo más que NATHAN BRYCE, empleado/confidente/amigo de Newton, pesimista da diez años a la Humanidad antes de autodestruirse.

¿Hará algo que elimine esa fatalista posibilidad Newton, enviado en desesperada misión desde su moribundo Anthea, cuya escasísima población debe traer a la Tierra en un transbordador que construye?, solicita Bryce. No. Newton, dañado por el abrasivo roce con los humanos, ni tiene fórmulas mágicas, técnicas o retóricas para disipar esa amenaza, como tampoco cree en su misión, dejándola decaer. La Humanidad trituraría a sus débiles compatriotas, está seguro. Mejor… mueren en Anthea. En casa, al menos.

Tevis juega con las figuras. Bryce sugiere ver en Newton al nuevo Jesucristo, el de la Segunda Venida, de la que Newton se mofa apesadumbrado. Más atención dedica Tevis a la de ÍCARO, aunque pienso Newton debe ser comparado con PROMETEO, atado a la roca del alcoholismo y con las asaduras sacadas por un insensible agente del FBI.