Otra portada de una ficción que se supone inauguraba un subgénero que se caracteriza por hablar de naciones balcanizadas cuyas independencias viven en una violencia caótica constante |
Un puñado de aciertos atalayo en esta
novela de BRUCE STERLING, al parecer pionero del cyberpunk. Le sigue WILLIAM GIBSON, junto a una pléyade de autores más/menos
conocidos o reconocibles. Son, en suma, ellos dos quienes cimientan el
subgénero para darnos cuantas obras hay hoy, conocidas en distinto grado de
celebridad u olvido. Empero, el auténtico padre (considero) del cyberpunk es ALFRED BESTER, como
demuestra COMPUTER
CONNECTION, donde todas las líneas maestras del subgénero
(Corporaciones, países fragmentados, HITECH hardware o software,
violencia) ya están presentes con firmeza. Bester introduce la leve
extravagancia de los inmortales que nacen de terribles accidentes traumáticos,
para dar color a la narración (considerando esto era mejor así; tan elástica es
la ciencia ficción —no como la anquilosada mierda del gótico—). Aun ¡TIGRE!
¡TIGRE! muestra
matices pretéritos del cyberpunk.
También El
Chico Artificial tiene defectos, de cuantía menor, pero poseen potente
efecto: inducen al aburrimiento, al hartazgo.
Uno de los éxitos del libro está en que su
escenario no se sitúa en la Tierra, lo habitual del cyberpunk. Ocurre en Reveria, en impreciso punto de la Galaxia,
donde la Tierra parece nebuloso mito. En Reveria ha fermentado una Sociedad
ácrata donde la violencia descarnada (tipo ROLLERBALL, para darle una equiparación) es caro espectáculo
de masas. Encumbra a los exóticos luchadores una sucesión de “artísticas” batallas
televisadas, luego inmortalizadas en VHS, porque el vídeo, como hoy los
celulares, son absolutamente imprescindibles del buen reveriano. Tienes un par,
o cuatro, cámaras flotantes a tu alrededor. Graban hasta tu más mínima-nimia
intimidad, que luego editas y muestras a los paisanos para mayor gloria de tu precario
ego.
BRUCE STERLING haciéndose el distraído, para no tener que admitir que esta obra es suya. Le han pillado los fallos y reniega de su invento |
Otro acierto, pues: predecir la actual Era de la Hedonista Imagen que “disfrutamos”, cambiando el formato (vídeo) por bits. Sospecho que Reveria cuenta con su internet, aunque Sterling no barrena demasiado en eso. Enfatiza más a los promotores, como el voluptuoso MR. MONIE MANIES, un peligroso manipulador político de cientos de años de edad, rehén de los vicios más decadentes, no tanto, me parece, por su naturaleza como por combatir desesperado el peso de los años y la cercanía de su muerte.
Lo de que El Chico es el amo de la Zona
Descriminalizada (ruinoso barrio de la capital reveriana donde se masacran los
distintos clanes de salvajes), es pura exageración. Le dan un señor palizón que
lo deja casi listo de papeles, siendo durante su extenuante recuperación donde
va revelando reverianas cositas, como de sus ambiciosos políticos.
Otro fallo del libro es que El Chico ‘nace’
del cuerpo de un estadista al que enloquecieron. Tenía doscientos cuarenta años
cuando le funden los sesos; Sterling lo describe, incluso: es un viejo
bicentenario. ¡Sin embargo, de ese físico sale El Chico, joven, listo a dar o
recibir palizas! Eso es confuso, amarrado de forma precaria, como si Sterling desdeñase
contradicciones o descalabros. Reveria es otra Sociedad de drogatas, que persigue un colocón erótico que proyecte la inteligencia
a negligente bruma de sonámbulos. Y su obra persigue estar a ese nivel
psicodélico.
Portada anglo que ni de lejos refleja los elementos del libro. sea dicho |
El libro se consume en historias (muy
tediosas) personales y esperanzas de conseguir la superación mediante la
experiencia y la edad. Típico Viaje del
Héroe. Esos personajes son insípidos; relleno para lubricar el tránsito del
protagonista (saturado de drogas que impiden envejezca; mas pierde esas
hormonas y debe asumir, afligido, que toca madurar) hasta la palabra FIN del
final del libro, que aun así queda abierto a secuela. (Sin consultar Google, ignoro si existe; estimo no la
merece.)
De El Chico Artificial y su alocada reflexión ecológica sólo debe quedarnos patente que es una curiosidad de la ciencia ficción cyberpunk que sucede en los Mundos Exteriores, cuan satírico reverso tenebroso de FUNDACIÓN. Nada más. No le exijas mucho, pues.